domingo, 8 de mayo de 2016

REPONIÉNDOME DE LAS 24H

El entrenamiento de 24 horas seguidas del pasado fin de semana resultó extenuante, pero poco a poco he ido recuperándome. Ahora toca seguir trabajando porque estamos a menos de un mes de la gran cita!!!


El entrenamiento de 24 horas sin parar era una prueba de fuego imprescindible para ver mi nivel de preparación frente al gran reto Vulcan Bike Pedales de Lava Non Stop que me he propuesto por el Síndrome de West. Quedaba justo un mes para partir hacia Lanzarote y era el momento de ver si tantos meses de preparación habían dado sus frutos. Si no era así, ya no había tiempo suficiente para cambiar cosas. Por lo que no os voy a negar que empecé con ciertos nervios.

Diseñé una ruta no excesivamente dura físicamente porque lo que primaba eran las horas sobre la bici más que un entrenamiento de dureza física.

El domingo por la tarde Sandra y yo cogimos el coche camino de Navalosa (Ávila), donde comenzaría el recorrido con dirección Sur Sureste, para que la noche me cogiese cerca de casa en Madrid y terminar el día en Aranjuez, previo paso por Toledo.

Una salida de este calibre requiere una gran logística, quizás por eso salimos de Madrid un poco más tarde de lo que tenía pensado y a 10 minutos de las 20h me subía sobre la bici para comenzar el superentrenamiento.

Desde Navalosa, me esperaban muchos senderos muy divertidos hasta Burgohondo pero en este tipo de pruebas de ultrafondo tienes que saber conservar la mecánica y no me podía permitir ir todo lo rápido que me gustaría. Hay que saber controlarse, aunque algún saltito me permití (uno no es de piedra).

Desde Burgohondo se toman varias pistas camino de Navaluenga, donde anochece y toca encender el foco. Tras otros pocos kilómetros de pista, llego a un sendero paralelo al embalse de El Burguillo, un camino precioso que me gusta mucho y que hoy conocería su cara más oscura... Si ya de por si el camino es poco transitado y silencioso, por la noche no os lo podéis imaginar. A mi siempre me ha encantado montar en bici por la noche, se me da bien y disfruto mucho, pero es cierto que en zonas que no conoces mucho la cosa puede cambiar.

En los lugares en los que entreno de noche, conozco la fauna y reconozco fácilmente a los animales que te encuentras con el simple brillo de sus ojos cuando les enfocas con la luz porque de siempre me ha gustado el medio natural, pero en esta zona me encontré unos ojos entre los arbustos que no reconocía y no me daban muy buena espina... menos aún cuando me siguieron unos cuantos metros. Aún no estoy seguro de lo que era, pero en ese momento me vino a la cabeza la palabra lobo y no estaba muy tranquilo. Lo único que me dio confianza para descartarlo es pensar que los lobos atacan en manada y que ahí parecía haber sólo un par de ojos.

Pasado "el peligro" y el sendero, se llega a la carretera que lleva hasta la presa de El Burguillo. y de ahí hasta El Tiemblo. Aquí decido hacer una primera paradita, ya van 3 horas, 60km y es momento de comer un poco. Durante esta última parte si que he disfrutado, he visto más de 20 corzos, 3 zorros, alguna lechuza y otras aves que aún no he sabido reconocer. Me han faltado reptiles, pero iba a ser todo perfecto.

Pasado El Tiemblo, al ser ya una zona más despejada el viento sopla y la temperatura se nota mucho más baja. Hace ya varios kilómetros que me he tenido que poner mi chaqueta Keela Saxon, pero no contaba con tanto frío y los guantes y calcetines que llevo me están dejando las manos y los pies helados. En unas 3 horas pasaré por casa, así que voy a tener que aguantar.

A las 2 de la mañana hago otra breve parada para comer en Robledo de Chavela, ya estoy "en mi territorio" y aunque tengo bastante frío en las manos me muevo como pez en el agua y a las 4 de la mañana llego a casa para recargar agua, comida y sobre todo, cambiar guantes y calcetines. ¡Estamos a menos de 10 grados! Ya van 9 horas y 130 km.

Al reemprender la marcha reviso como estoy físicamente y todo parece bien, cero molestias y no me encuentro nada cansado. Todo va muy bien y queda poca noche ya.

Desde casa pongo rumbo a Valdemorillo, y nada más pasarlo comienza a amanecer en las pistas que llevan a Villanueva de la Cañada. Tengo suerte de que me pille justo antes de comenzar a bajar a la llanura porque se ve todo Madrid y vivo uno de esos momentos que hacen que ame este deporte, lástima que la foto no transmita todo lo que se vive en la realidad.

Llegando ya a Villanueva de la Cañada, empiezo a buscar algún bar abierto para tomar algo caliente, como está amaneciendo la temperatura ha bajado más aún y no hay quien entre en calor. Paso por Brunete y antes de llegar a Sevilla la Nueva paro en una gasolinera a tomar un café porque al ser fiesta en Madrid no hay nada abierto. Justo llevo 12 horas y 177 km. El desayuno me recarga las pilas y los ánimos y me vuelvo a poner en marcha aún sin cansancio en las piernas. ¡Qué bien está saliendo todo!

A partir de aquí todo va a ser nuevo para mi, nunca he montado por los caminos que me esperan, pero se que son los "menos bonitos". Tras pasar por Navalcarnero y El Álamo, me quedo alucinado con la pista que tengo que coger hasta salir de Madrid... ¡40 kilómetros de pista en línea recta! Lo que para Supermán es la kriptonita, para mí lo son las pistas llanas y rectas, y esta es la más llana y recta que visto en mi vida.

Me lo tomo con filosofía y con una breve parada a mitad para comer algo de fruta y desconectar, van
pasando los kilómetros, se van encadenando las pistas, cada cual menos bonita, algunas rotas por el paso de tractores pero al final, cuando llevo 16 horas y media y 240 kilómetros llego a Toledo.

Aquí me está esperando Sandra, en la parte más alta de la ciudad y entre la dureza psicológica de los últimos caminos por los que vengo y las cuestas hasta llegar a lo alto de Toledo, llego al coche bastante tocado ya. Ahora toca una parada un poco más larga, me como un señor bocadillo y bastante chocolate. Ya es medio día, así que me cambio la ropa y me pongo ya de corto que el calor aprieta.

Queda ya el último tramo hasta Aranjuez, y no lo cojo con muchos ánimos esperando que los caminos sean del estilo de los que me han traído a Toledo, pero me sorprende mucho el cambio. Los primeros 10 kilómetros son por la Vía Tajo de Toledo, una pista paralela al río Tajo preciosa con unos buenos paisajes que me cargan de ilusión y ganas de pedalear con fuerza, aunque el culo ya me empieza a doler.

La Vía del Tajo termina en un polígono industrial de unos 5km que hay que cruzar de lado a lado, tras el cual volvemos a pistear paralelos al río Tajo hasta llegar a Aranjuez. A pesar de lo poco que me gustan las pistas, algo raro pasaba esta vez, que aún con viento en contra estaba rodando rapidísimo, con muchísima fuerza y muchos ánimos. Supongo que el factor psicológico de ver tan cerca el éxito junto con la cafeína de un gel estaban haciendo efecto.

Tras una recta de carretera interminable, llego por fín a Aranjuez, incluso con media hora de adelanto sobre lo previsto. Ahora toca reencontrarme con Sandra, que está al otro lado de la ciudad. Nunca habría pensado que Aranjuez sería tan grande y tendría tantas cuestas. Callejeando me vacío ya por completo física y mentalmente. Llego al coche completamente exhausto tras 21 horas de pedaleo y 300km exactos. Estoy tan cansado que casi no me apetece ni comer, pero hay que obligarse.

La parte física del entrenamiento está cumplida, pero toca la parte mental , que es igual de importante. Sandra me tiene preparados unos juegos de agilidad mental para entrenar el cerebro y acostumbrarlo a trabajar en situaciones de agotamiento. Esta es la parte más difícil de entrenar y la que me dejó KO el año pasado.

Aunque yo me notaba bien, en cuanto me puso a prueba vimos que no era capáz de razonar nada. Al final tuvimos que acabar jugando al veo veo, y aún así me costaba un montón! Tened en cuenta que aunque empecé a pedalear a las 20 de la tarde, llevaba despierto muchas más horas.

La valoración final es muy buena. Físicamente creo que me he preparado bien, además, al hacer un buen resultado en un terreno que me gusta poco como son las pistas y los paisajes poco atractivos, creo que el ver el mar y pedalear por los divertidísimos caminos de Lanzarote me ayudarán mucho. La parte psicológica es la que me está costando más entrenar, pero viendo que el año pasado me quedé tan cerca sin haberlo entrenado en absoluto, seguro que este año el trabajo da sus frutos.

Esta semana la he centrado en la recuperación y la planificación del viaje. Con este entrenamiento he perdido 2 kilos y hay que volver a rellenar los depósitos, además ya estamos a menos de un mes de salir hacia Lanzarote y hay que empezar a cerrar vuelos, logística, alojamientos... Menos mal que la gente de Tracks de Lava Vulcan Bike Lanzarote son unos grandes profesionales y te lo dan todo hecho.

Vamos a seguir trabajando para terminar de afinar la puesta en forma....

Muchas gracias por estar ahí!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario