Con tantos días haciendo tantos kilómetros la verdad es que empezaba a estar un poco saturado. Empezaba a repetir caminos y zonas, la monotonía estaba haciendo mella en mi cabeza y me apetecía una salida de las de siempre, con un kilometraje normal, sin mochila, sin cámara, sin pensar en hacer imágenes chulas... sólo preocupado de disfrutar de la bici (a veces se nos olvida que hacemos esto para pasarlo bien).
Lo primero que le dije a Jorge nada más encontrarnos es "Elige tú donde vamos, estoy cansado de hacer los caminos de siempre", y se ha portado más que bien. Nada más empezar ya me ha metido por senderos de lo más divertidos por los que no he pasado en mi vida y toda la ruta en general me ha encantado.
Jorge, me lo he pasado como un niño. Una ruta sencilla, unos 55 kilómetros pero de mountain bike de toda la vida, del divertido y con buena compañía, que me han cargado las pilas, y como los bífidus esos.."te renuevan por dentro".
A 500 metros de terminar, el pobre Jorge se intentó picar conmigo en un repecho, y claro, es tan difícil pasarme que su máquina no aguantó. De lo fuerte que pedaleábamos su rueda trasera se salió del cuadro y se lió buena. Rueda descentrada para tirar, disco doblado, y las vainas y tirantes del cuadro con el carbono mellado.
Os dejo el vídeo que Jorge nos regaló mientras volvía andando a su casita... jejeje.
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